Lo hemos podido ver en los últimos años, hay una serie de productos de alimentación que han desaparecido de los supermercados y tiendas especializadas, pero que pueden consumirse en los restaurantes o comprarse en muy pocas selectas tiendas, pero su precio es mucho mayor. El fenómeno es compuesto, por una parte baja la oferta del producto y el precio ha subido, luego trabajando menos horas con menos costes se gana más dinero. No tenía ningún sentido que estuviéramos esquilmando algunas especies marinas y que -por inundar el mercado- se tuviera que echar a la basura o al mar mucho del pescado no vendido. Hay cupos y vedas, cierto, pero si estás menos horas pescando, los precios suben. Esto no es un acuerdo contra la competencia, es que la explotación marina tiene un límite que si no se frena te lleva a un mal final. Es un ejemplo, pero hay otros muchos. Por mi tierra, no se consumía esos cortes del cerdo conocidos por secreto, presa, pluma o lagarto y ahora -al menos los primeros- se ven bastante, ¡pero a qué precio! Estos cortes son más sabrosos por la grasa entreverada que llevan, pero cortes de segunda categoría en definitiva. A alguien le ha convenido su difusión generalizada y se está sustituyendo la cinta de lomo de cerdo por esos cortes, pero a precios fuera de mercado, como me dice un amigo andaluz, que es donde más lo han consumido y más conocido es el secreto ibérico. Lo mismo pasa con los carabineros o las galeras, que ahora tienen un precio prohibitivo, cuando antes estaban en la segunda y tercera fila del marisco, respectivamente.
Lo del aceite es otra historia. La sequía a reducido la producción, es cierto, pero esa es la motivación comercial para aumentar los precios y reducir la venta en los canales masivos, pera exportar cantidades todavía sustanciales al extranjero para mercados donde se paga mejor, como el americano. En Inglaterra, el aceite virgen extra de origen español está más barato que aquí y, en Italia también. A ver quién resuelve este puzle.
En la zona mediterránea de la Costa Blanca hay una especie de marisco muy apreciada: la gamba roja de Denia. Es una especie relativamente pequeña pero de sabor extraordinario. Desde hace algún tiempo está presente en muchos restaurantes cuando anteriormente sólo los más próximos a su origen las ofrecían. Ahora muy pocos barcos locales se dedican a su pesca, no debe quedar mucha cantidad disponible y se requiere dedicación, pero hay más barcos que salen de puerto y vuelven cargados de ese lujo mediterráneo. Estos último barcos saben dónde están los mejores caladeros y por eso vuelven con buena carga. Esos caladeros son otros barcos mucho más grandes que están anclados en alta mar a la espera de que lleguen los distribuidores y se lleven una especie prima hermana de la gamba roja mediterránea que si no has probado la verdadera te da perfectamente el pego, es decir, también está buena. Como resumen, los pescadores auténticos ganan más por la escasez y trabajando menos y los otros también ganan haciendo menos trabajo duro.
En general, hay muchos productos de alimentación que se están volviendo intratables por su precio. La razón es que por unas cuestiones o por otras -como las presiones de las cadenas de supermercados en cuanto al precio- su trabajo estaba dejando de ser rentable y eso te lleva a que muchos alimentos naturales hayan desaparecido, otros se hayan mantenido esquilmando su origen y otros suban de precios. Como consumidor no me gusta que los alimentos que consumo suban de precio, pero prefiero pagar más si así aseguro su supervivencia sin vaciar los mares. Eso sí, quiero saber el verdadero origen de los alimentos y de la puridad de lo que consumo, porque no es lo mismo el marisco mediterráneo que el de la costa africana o argentina, por mucha buena pinta que tenga.
La escasez o la abundancia marcan el precio de un bien de forma importante y se nos olvida con frecuencia. Si pienso como usuario, cuantos más cantidad es mejor, pero desde el punto de vista de la gestión de precios, con menos producción y si el producto está buscado, se vende con mayor precio. Claro que para eso debe existir una estrategia igual para todos los proveedores que si se acuerda es un cartel entrando en la ilegalidad. Por otra parte, se deja descansar a las especies durante algún tiempo.