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El efecto de la Convergencia Europea en los precios

He estado pensando si publicaba este lunes o si lo dejaba para otro momento. Finalmente, he decidido publicar mi contenido semanal porque me ha parecido que era seguir el espíritu valenciano. DEP todos los fallecidos.

Se nos ha olvidado este concepto tan popular a finales del siglo pasado y que nos llevó de cabeza porque teníamos que cumplir con los estándares marcados por la UE para acceder a la membresía y al uso del euro sobre todo. La convergencia europea es una serie de mínimos que, si no se cumplen, el uso del euro puede suponer un verdadero riesgo para el país y para el conjunto de la UE. No obstante, el objetivo final de la Convergencia era y es que todos los estados miembros tengan una economía similar para que -finalmente- una misma política fiscal y monetaria sea de utilidad a todos los países miembros sin distingos y no como pasa ahora que las políticas para unos son malas para otros y viceversa, generalmente con la grieta norte-sur como elemento diferenciador. Seguro que recuerdan que se hablaba de un euro a dos velocidades que solía diferenciar a los países que se establecían arriba y abajo del eje norte-sur.

Ese efecto Convergencia respecto a la economía en su conjunto, lógicamente, también ha afectado a los precios, de forma que todos los precios de los mismos bienes y servicios se parezcan en toda la UE y, ahí está una de las claves de los problemas que nos afectan en la actualidad en la vivienda, en la restauración y hotelería, automóviles, etcétera. Todos los que hayan vivido en el exterior saben que esto es cierto y que los precios en otros países eran superiores a los locales. Los que viajan con frecuencia al extranjero también lo saben, aunque en este caso el efecto lugar turístico también juega al alza. Los precios de los hoteles, de los taxis, de la comida en un restaurante, de una simple cerveza, etcétera, eran más altos que los nuestros durante mucho tiempo y, poco a poco hemos comprobado como la Convergencia nos ha igualado a todos, sí, en todo menos en los salarios y aquí radica el problema y la diferencia.

No obstante, cuando visitamos otro país vemos que -con cierta frecuencia- ciertos problemas se reproducen también en miembros que tenemos como superiores económicamente como Alemania o el Reino Unido. Cuando vi lo que eran los mini jobs en Alemania -que siempre ha sido nuestro referente económico- no indicaba nada bueno, pero el salario medio era superior. Lo mismo en el Reino Unido, donde hace diez años tenía que pagar 1.200€ -al cambio- por un apartamento de dos habitaciones en una zona más o menos céntrica y, un coste de la alimentación similar al de ahora en mi ciudad española.

En España hemos ido subiendo los precios año tras año por el efecto de la inflación en parte, pero fundamentalmente por el efecto de esa convergencia que parece decirnos que podemos subir una cerveza doble convirtiéndola en una caña con un cuarto de espuma, al igual que le ha pasado al café con leche y su acercamiento al cortado en volumen o las bebidas espirituosas con las que el medidor ha triunfado como pasaba en el resto de Europa en la cantidad suministrada en el combinado. Como resumen, se puede decir que el cambio ha sido menos por más dinero. ¡Ya somos europeos! Sí, pero no en los salarios.

¿Estoy proponiendo la subida de los salarios como si se tratase de la inflación de segunda ronda? No. Me refiero a mejorar la profesionalidad y la productividad mejor remunerada, como pasó hace cuarenta años cuando muchas empresas comenzaron a seleccionar a jóvenes profesionales bien remunerados con el ánimo de incorporar nuevos sistemas de gestión y un nuevo aire en las empresas. Esa situación fue contagiosa por las cadenas de valor tanto aguas arriba como aguas abajo, también se extendió a todos los departamentos de las empresas, esos profesionales gastaron más, se compraron viviendas y los precios se elevaron pero se podían pagar. No negaré que este modelo exige una mayor corresponsabilidad empresa-empleados que suele acabar llevándote una carga mental a casa. Si queremos mantener esa privilegiada situación de dejar el trabajo -mentalmente- en la empresa cada tarde, seguiremos cobrando salarios del pleistoceno. Recuerdo cuando en las librerías más importantes tenían muchas baldas dedicadas a los libros de empresa hasta formar secciones completas. Ahora, con tres baldas en un rincón es más que suficiente. El objetivo sería, más profesionalidad, más formación, más productividad, menos horas en la operación, más horas de preparación, mejores resultados y más salario.

La posibilidad de competir en precio se está acabando, la única posibilidad es competir por el valor, como estamos haciendo con el sector cervecero, porque será la única forma de subir salarios y llevar el PIB y la calidad de vida al siguiente nivel y, sobre todo, sim complejo que sabemos hacerlo cuando nos ponemos a ello.

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