Siempre Precios Bajos, SPB o como la llaman donde la crearon Every Day Ever Low Prices (EDLP), es una estrategia de precios que -en lugar de reducir los precios en ciertos momentos en promociones temporales- mantiene bajos precios a base de mantener los costes de los productos en niveles bajos de forma constante.
Esta característica obliga a la empresa que los usa a mantener sus costes a nivel bajo, no sólo los de los productos. Para los consumidores, sus compras se facilitan ya que saben que los precios se mantienen y no tienen que buscar promociones. Cuando un supermercado EDLP sube los precios, los consumidores tardan un tiempo en darse cuenta de ello debido a la confianza con la que compran, creyendo que siguen los mismos precios que hace algunos meses.
La estabilidad de la demanda -por la causa comentada- ayuda mucho a la gestión de la empresa de distribución, ya que puede planificar fácilmente su demanda y puede utilizarlo para negociar con certeza con sus proveedores. Lógicamente, con esa previsión de la demanda, los largos plazos de pago a proveedores y cobro al contado o casi, su gestión de tesorería le permite estar entre esas empresas elegidas que tienen sus NOF negativas.
Los consumidores se acostumbran a comprar en esos establecimientos y no hace falta mucha publicidad para promociones, basta con una presencia con patrocinios y esponsorización en general. Al final, menos costes que incorporar a los productos porque forman parte de nuestras vidas diarias. Al no tener que estar cambiando los precios continuamente, se ahorran un buen esfuerzo, tiempo de operación y errores de etiquetado.
A pesar de trabajar con márgenes bajos, el volumen de ventas que consiguen les compensa generando grandes beneficios. La labor de reducción de costes con los proveedores es toda una gran ventaja competitiva, ya que se requiere una buena experiencia para conseguir menores costes de los proveedores y que ellos no te manden a la porra tras reducciones continuas, incluso metiéndose en su negocio y decisiones empresariales. Al final, el proveedor evalúa si ese volumen de compra continuado le vale la pena, ya que cada vez está más casado con la cadena de supermercados y debe vender a menor precio a base de recortar costes, habiendo perdido parte de sus clientes habituales. En algunas ocasiones, la cadena entra a formar parte del capital de sus proveedores clave, consiguiendo mejorar la gestión, reduciendo precios y asegurándole volúmenes altos y constantes.
Otra innovación en la práctica de esta estrategia de precios, es el uso de productos marca blanca con lo se facilita el acceso a productos de calidad a precios menores, llegando incluso a la ausencia de marcas populares en sus salas de venta. Esta técnica tiene amantes y detractores por igual.
La estrategia de precios contraria es la de precios altos o medios y promociones continuas que hacen bajar el precio o, simplemente, se va bajando el precio una vez se pasa la euforia del lanzamiento y las ventas languidecen. Unos se centran en el proceso de venta y otros en el de compra y la logística. Todos conocemos ambos modelos y las posiciones intermedias que algunas cadenas de supermercados emplean. Cada uno elige una opción, aunque la proximidad siempre influye.