Ya saben que ahora deben añadir a su apellido el dominio AI, con eso ya está actualizado para circular por la vida moderna. La mayoría de los profanos tecnológicos con trabajos inestables que han recibido la inteligencia artificial con gran alegría y ramos de olivo, lo han hecho porque entienden que si se reparten cartas de nuevo mejorarán en su posición profesional, sin darse cuenta que serán los primeros en ser sustituidos por los avances en la inteligencia artificial. Si se fijan, los profesionales y empleados con trabajo estable no hablan y promocionan la IA, sólo leen sobre ella para estar informados como de otras tantas cosas que van a tomar plaza en nuestras vidas y usan algunas de las herramientas que van apareciendo en el mercado como cuando apareció el microondas.
Se anuncian cursos con este claim: ¡Iníciate en la inteligencia artificial!, refiriéndose al Chat GPT inteligencia artificial generativa, pero gustan de generalizar como si ésta fuera el todo cuando es la parte de interface del humano -no experto- con la Inteligencia Artificial. Cosa que no es baladí, desde luego, y que también es IA. Esta tecnología aporta un interface entre las técnicas clásicas de la inteligencia artificial y el humano, lo que provoca el boom al que estamos asistiendo, pero usarla no te hace un especialista en AI, como usar el Windows no te hace un experto en sistemas operativos, como ver todas las series de la TV te hace experto en la industria de los contenidos ni en la de la electrónica, ni usar un robot de cocina te hace un experto en IA…
El otro día me preguntaban cómo la IA (de nuevo olvidando que llevamos 80 años de presencia de estas técnicas, con sus picos y valles) afectará al Pricing. El Pricing lleva muchos años trabajando con la técnicas IA (como pasa con cualquier automóvil, teléfonos móviles, electrodomésticos…), aunque está restringido a grandes compañías -no por grandes sino por el volumen de ventas- sino por las técnicas que usan para determinar el precio óptimo según unos parámetros que siguen su estrategia, posicionamiento, país, competidores, etcétera, y a sites de comercio electrónico donde se da también esa circunstancia de buenos volúmenes y de competencia intensiva. Para otros tipos de sectores todavía es complicado su uso, pero se puede utilizar para ciertos componentes como la previsión de la demanda, análisis de regresión aplicada a ciertas variables, etcétera.
En los casos de comercio electrónico que he conocido desde su propia cocina, los directores no querían que los sistemas determinarán el precio y lo ejecutaran sin su previa aprobación. Lo veía lógico puesto que un error en la fijación y publicación de un precio en un site de ecommerce puede causar un destrozo económico brutal (imagínese si un teléfono móvil de 600€ lo publicita en 80€…), los robots de búsqueda de producto/precio podían comunicarlo a tal número de clientes a nivel mundial que los resultados anuales se resentirían gravemente en el mejor de los casos. El software tiene esas cosas, es muy complicado prever todas las circunstancias y combinaciones de ejecución de programas que pueden provocar una mala decisión. Es lo mismo que si le preguntasen si quiere ser operado por un robot sin supervisión de un cirujano o si quiere ser juzgado por un juez con inteligencia artificial sin asistencia humana. La respuesta sería negativa con seguridad, aunque siempre hay osados, desinformados incluso locos por la innovación.
También he visto sistemas B2B que tenían datos de los contratos con distribuidores y clientes, todos los históricos de compras, valor vitalicio del cliente, sus costes de servir, frecuencias, momentos habituales de compras, ofertas aceptadas, los precios y entregas de los competidores, etcétera y con todo ello fijaban un precio diferente para cada uno de ellos, siempre dentro de los acuerdos previos firmados. Para los que no tenían contrato, el rango de precios era más amplio.
Por otra parte, reflexionemos sobre lo que pasaría si todas las empresas usaran estos sistemas, de forma tal que todos supieran los precios del resto con productos iguales o similares y buscasen el precio óptimo. Finalmente, en una economía con información simétrica, nadie ganaría nada y representaría el final de la misma en un mercado de competencia perfecta todos con cara de zombi.
No obstante, poco a poco estos sistemas irán adentrándose en las empresas en la automatización industrial, el Internet de las Cosas, los sistemas económicos-financieros, de marketing, de RRHH, etcétera, es inevitable. La incógnita es el papel que los dirigentes mundiales tienen previsto para el ser humano en cuanto al trabajo, el mantenimiento de sus funciones cognitivas (acabaremos perdiendo la capacidad de escribir y de la comprensión de textos, como ya está pasando) debido a que no nos hará falta usarlas. nadie explica nada y lo peor sería que no hubiera más planificación al respecto.
Como apasionado de las nuevas tecnologías que soy (mi CV no deja lugar ni para la más mínima duda), en este caso tengo un sentimiento doble: la pulsión irrefrenable de su uso y, por otra, la posibilidad de que sea la última innovación que nos mejora la productividad como humanos.
Creo que en una sociedad en la que nadie escriba (hace unos días un profesor reconocía que sus alumnos no saben leer un texto escrito a mano), nadie lea, en la que el arte sea artificialmente creado y las conversaciones las tengas con la IA generativa, no sé si me gustaría vivir.
Como todas las tecnologías, la IA está ahora en su fase álgida, en un pico de difusión aunque nadie la use -refiriéndome a los no profesionales del tema- para lo que verdaderamente puede hacer y se quede en la simpleza de crear una imagen partiendo de un prompt. En breve, se dejarán de oír las campanas de la IA y se sumergirá en el mercado para crear un soporte real que le permitirá emerger de nuevo con aplicaciones verdaderamente maravillosas, muchas de ellas integradas en mecanismos que no nos dejarán conocer que lo que hacen es fruto de la IA. Sólo tienen que recordar lo que ha tardado el comercio electrónico en emerger de verdad desde el año 2000 y anteriores, el smartphone actual o el Blockchain que todavía está en ello y muchos más. Esto que vemos sólo es el inicio.
La IA irá avanzando, como ha ido haciéndolo sin que nos diéramos casi cuenta, cuando esté lista en formato producto o servicio ya se lo dirán. Ahora estamos en el punto de la Curva de Gartner en la que sólo se trata de hacer ruido, ya vendrán lo bueno…
El otro día leí un meme de los diseñadores gráficos que decía así: «Si los clientes tienen que decirle a la IA generativa cómo quieren que sea su logo a través de un prompt, ¡estamos salvados chicos!». Y es verdad.