En varios posts he resaltado cómo España -a pesar de los inmensos recursos que consiguió en América- no lideró la economía europea y mundial en lo que respecta a la industria y la banca, pareciendo que países como Holanda (Países Bajos), Alemania y de centro Europa en general, hubieran sido los beneficiarios de los bienes que vinieron de las Indias. Ayer vi un documental de RTVE (no siempre está disponible en TVplay) que lo explica con claridad y con unos medios de producción inusitados en los documentales españoles y que recomiendo ver fervorosamente.
Su contenido es muy importante para los españoles, sencillamente porque demuestra que en el siglo XVI hasta el inicio del XVIII fuimos capaces de establecer un nuevo modelo globalizado de la economía mundial y que -a excepción de los EEUU, por que no existía como nación hasta 1776- ya intervinieron todas las potencia mundiales, tanto directa como indirectamente. Uno de los argumentos que esgrimían Francia e Inglaterra es que España debía compartir el chollo y que no se les podía dejar fuera del reparto. Es comprensible, por ellos siempre han compartido sus ganancias y conquistas, siempre que vayamos a sus museos pagando, claro.
Si tuviera que hacer un resumen, diría que el primer Estado administrativamente desarrollado fue el nuestro, que los ingleses no nos robaron tanto como ellos dicen y que la mayoría de los bienes que se extrajeron de América no llegaron a España porque se quedaron allí (gastos en fortificaciones, creación de mercados y gestión privada comercial con sede local) o se fueron a China a través de Manila. Me dejó patidifuso la semejanza con la situación mundial actual.
En triunvirato ejercido por España, Portugal y la Santa Sede, dejó fuera de juego a otros grandes de aquel momento -especialmente Inglaterra y Francia-, otros países como Holanda y Alemania también quedaron fuera de la nueva economía, pero supieron buscarse huecos a través de la deuda que España tenía contraída con ellos y, finalmente, supieron aprovechar el mal momento que el problema sucesorio causa en España por la falta de de descendencia de los Austrias y que permite aparecer a la monarquía francesa al frente de la española. A partir de ahí, las potencias mundiales comienzan a «quedarse» territorios en América, todos esos que llevan el apellido «holandesa», «francesa», etcétera y que se sitúan en el Caribe principalmente y en el norte, donde los rusos también aparecieron por el norte (no hay que olvidar que Rusia está a 90 km de los EEUU por Alaska). No cabe duda, generamos envidia y odio y todavía lo estamos pagando. Sin nombrar a Bélgica, que también nos quiere mucho.
La amenaza corsaria y pirata de los primeros envíos de oro y plata por parte de Cortés, hizo ver que los envíos en ambas direcciones de los mercados, debían estar protegidos y eso llevó a la creación de la Flota de Indias, donde una buena cantidad de barcos de guerra transportaban los bienes comerciales. Esta circunstancia hizo que los abordajes se extinguieran y que los corsarios se convirtieran en empresas corso-comerciales que acabaron colaborando en el negocio que se había montado. Tanto John Hopkins como Francis Drake -entre otros- se incautaron de bienes, pero también atendían con sus botines a los puertos que quedaban desabastecidos, convirtiéndose -sin quererlo- en un factor de ajuste del mercado. Los que escriben la historia mundial se encargaron de dejar mal a España y contar lo sucedido -respecto a ellos- justo al revés de como fue. Basta comprobar como relata Inglaterra la victoria de Blas de Lezo, aunque claro, ya habían acuñado monedas conmemorativas del triunfo inglés, así que cuando llegaron las noticias del rapapolvo de Blas de Lezo, no les sentó nada bien y contaron otra cosa que no era lo sucedido en Cartagena de Indias.
Sevilla fue la capital del mundo a nivel comercial, sin duda alguna, y allí estaban los banqueros centroeuropeos dejando dinero con intereses a los particulares que querían hacer negocio ultramarino, también a la monarquía española. La historia se desarrolló tanto por la parte privada como por la pública, llegando a ser muy complicada la recaudación de impuestos y por eso se desmontó todo el invento. La contraparte de Sevilla la ejercía Cartagena de Indias.
No podemos olvidar uno de los tráficos comerciales más vergonzantes de la historia de la Humanidad, el tráfico de esclavos. Portugueses, españoles e incluso el clero, se beneficiaron de este innoble negocio que nació como «útil» doméstico y acabó siendo para la explotación económica. No obstante, algunos africanos acabaron participando en los negocios de las américas y consiguieron fortunas locales en un capitalismo inicial que premiaba el riesgo. Una de las luchas con Inglaterra fue su pretensión de tener un asiento para el tráfico de esclavos con América y en eso se basaba el tratado de Utrech, Gibraltar era la base en Europa de su pretensión para el negocio negrero.
Cualquiera que haya estado en Bogotá y visitado la Casa del Florero, escuchando la historia de su proceso hacia la independencia, puede observar que -como casi todos los restantes movimientos por la independencia del Reino de España- fueron provocados por los propios españoles que después de haber emprendido con riesgo aquella aventura, no querían pagar impuestos, cada vez más crecientes, que exigía el mantenimiento de las guerras constantes del Imperio español.
La mayoría de la plata, el oro y otros bienes, se quedaron en América en manos de los comerciantes españoles, mestizos y criollos (nosotros no somos racistas de natura), otra parte está en los pecios causados por huracanes e inclemencias marítimas, otros -los menos- fueron abordados por los corsarios y piratas ingleses y franceses. Lo más sorprendente, es la intervención de la China como receptor de muchos recursos generados en América y emisor de sus productos, especialmente la seda y especias con Filipinas como hub de ese comercio. Probablemente sabían que desde Asia hasta Europa tenía que haber algo. Pocos saben que España fue el primer país que invadió Vietnam y que con su flota y la unidad de infantería de marina (que en otros sitios llaman marines), marcó -por lo que parece- muchos comportamientos actuales o del último siglo.
Como pasa en la historia de la mayoría de los países, todos tenemos momentos que nos gustaría borrar de los libros, pero hay que situarse en el contexto del momento para juzgar con equidad.
La globalización, el auge de Asia, la guerras navales (China está creando la armada más potente de la historia y está comprando las entidades gestoras de los puertos importantes como la del Pireo) y estamos conmemorando la Ruta de la Seda… ¿La historia se repite? Nosotros no vamos a estar liderando en esta ocasión. Los buscadores de tesoros tienen la ventaja del aparato del Estado que creamos y de la contabilidad que establecimos para toda las transacciones comerciales en aquellos momentos (buena parteen el archivo de Indias). Nosotros no podemos tomar ventaja de la información por falta de medios, pero no olvidemos lo que fuimos capaces de hacer, cuando otros sólo aspiraban a robarnos. Cartografiamos medio mundo y desarrollamos la industria naval, luego, fuimos cada uno a la suya. Tal vez sea nuestro verdadero problema.