En un post anterior, comentaba la necesidad de mantener el margen para dar soporte a esta economía o, en caso contrario, no nos podrán pagar lo suficiente, atendiendo -claro está- que en economía hay muchas compensaciones y que más salario suele representar -por un proceso en cadena- más costes en otras circunstancias de la vida diaria (transporte, alquiler, alimentos, ropa, etcétera). al poco tiempo, se ha iniciado un proceso inflacionario en el que muchos sectores han entrado, ya que estaban operando con lo puesto. No creo que vaya a seguir mucho tiempo, aunque había que parar la deflación en la que nos encontrábamos como fuera y espero que todo vuelva a la calma.
En el proceso de reducción continuada del precio se puede llegar a pensar que la tecnología -de nuevo- ejerce esa compensación comentada y que deja el margen inalterado. Desgraciadamente no siempre es así y, cuando lo consigue, lo primero que se resiente es la nómina de los empleados de la empresa, no porque baje sino porque son despedidos en cualquiera de sus formas legales, esta es la auténtica verdad.
En la maraña de la comunicación a la ciudadanía se llega a confundir a éstos -los costes marginales bajos- respecto a la situación de la tecnología y sus tempos de implantación real. Por ejemplo, la impresión 3D, la cual está en pleno desarrollo para pasar de los elementos actuales de pequeñas piezas a otras de mayor tamaño y complejidad, hay mucho que desarrollar respecto a las impresoras 3D que se requieren. Por otra parte, están los materiales que son la clave de la fabricación 3D y su evolución. Algunos creen que cuando escuchan que se puede fabricar un automóvil con tecnología Aditiva, van a ver como una máquina pasa n-veces imprimiendo en cada pasada una sección y va a ir creado todos los elementos móviles de un coche de forma integral como si fuera un coche de juguete de una sola pieza. Una cosa es el software u otro cualquier contenido, cuyo coste de reproducción -una vez amortizada la inversión del desarrollo- es prácticamente cero y los productos físicos y complejos que inundan nuestra vida.
Hay una serie de productos -muchos de ellos electrónicos- que se han abaratado mucho y que tienen su respuesta positiva en el mercado porque tienen una cierta funcionalidad a un precio bajo -también costes bajos-, pero esos productos que solemos comprar en los grandes sites de comercio electrónico están enfocados a los consumidores que aprecian los productos baratos con suficiente funcionalidad, esos productos se diseñan para eso. Son caprichitos que vemos en la prensa o navegando por Amazon y los compramos sin mucho riesgo de equivocarnos. Valga como ejemplo el de este link a Amazon.
Que a nadie le quepa ninguna de duda que el progreso de la tecnología provoca el efecto de eliminación de los costes de mano de obra y para los que puedan argumentar que esto crea un nuevo mercado laboral de más alto valor añadido (Destrucción Creativa Schumpeteriana), comentarles que no se está dando y llevamos años en ello. Se debería cambiar todo el proceso educativo cuanto antes y no -precisamente- hacia las modificaciones que se plantean en la actualidad, más orientadas a una guía política. No todo el mundo está preparado para desarrollar software avanzado ni siquiera para estudiar las carreras STEM. Así y todo, el gran número de técnicos volvería a bajar los salarios, reservándose las grandes remuneraciones para aquellos que destacan claramente. En este momento, hay una gran demanda de informáticos en las grandes capitales fundamentalmente, pero se producen a través de contrataciones masiva y pagando buenos sueldos que hacen pensar si las empresas son nuevas, es una oportunidad de mercado o si se trata de una subvención o de financiación de start ups que hay que aprovechar.
La tecnología tiene un periodo en el que hincha el globo como si ya estuviera totalmente disponible, pero simplemente se está presentando como candidata a extenderse. Hay muchas tecnologías en esta fase y otras que están en su fase de expansión real, pero siempre lleva un tiempo. Parece que el futuro de los vehículos es el hidrógeno, pero nos ofertan coches híbridos y eléctricos puros en este momento. La tecnología tiene un límite, no toda la I+D llega a su objetivo, de hecho, la mayoría no consigue el propósito inicial. La Ley de Moore declara el límite de la evolución de los procesadores transistorizados de los ordenadores con la tecnología actual, pero otras tecnologías dejan atrás esos límites, aunque llevarán su tiempo y no todas llegarán a salir al mercado.
Tampoco hay que olvidar, como nos contó Eliyahu Goldratt en La Meta, que no siempre la introducción de la tecnología en los procesos productivos generan una mejora en la eficiencia del mismo. El flujo compensando del proceso productivo debe asegurarse o conseguimos el efecto contrario al deseado. Esto es debido a que una innovación tiene que compartir existencia con otras facilidades de una innovación de un tiempo anterior.
Obviamente, y como se ha comentado más arriba, ya hay empresas/sectores cuyo coste de fabricar una unidad más es cero o casi cero. Estamos hablando de la industria de contenidos digitales: una licencia de software más no tiene prácticamente coste, tampoco un libro electrónico o una canción, pero ahí nos detenemos de momento. Sin olvidar que a más clientes más soporte, etcétera, aunque también se trabaja en evolucionar los sistemas de soporte automático. Rifkin y Anderson hablaron de esos modelos de precios gratuitos, pero también querían vender libros y tenían la seguridad de que si llegásemos a ese punto, ellos ya estarían -probablemente- en otro universo y la mayoría de productos no son digitales.
Los dos autores mencionados en el párrafo anterior vislumbran una economía con un coste marginal tendente a cero, lo que nos llevaría a precios casi que gratuitos, siguiendo las enseñanzas de la Microeconomía para llegar al máximo de ganancias (ingreso marginal = coste marginal). Ellos hablan -ya que pocas personas quedarían en las fábricas- de prosumers y de makers, es decir, nos tendríamos que hacer nosotros mismos los productos porque la distribución, por ejemplo, habría desaparecido y también otras facilidades de la cadena de valor que conocemos ahora. Sería un poco como una economía de colono o de la Casa de la pradera, para poder explicarme. Con tus impresoras 3D te imprimes los tomates mediante el uso de un concentrado especial y que tendrán un color rojo, pero que será como lo que les dan ahora a los canes. El volumen sería quien compensaría esta situación (si todos nos generamos nuestros productos a precio casi cero, los cambiaremos por otros del vecino, lo que podría significar la vuelta del trueque. Lo curioso del tema es que ambos, pese a ser creyentes de ese modelo, publicaron sus libros en papel y los distribuyeron a través de editoriales y vendido desde librerías, lo contrario de lo que proponen. Esta solución a los problemas del capitalismo genera unas visiones absolutamente impredecibles, que sólo parecen asumibles después de un conflicto a nivel global.
Keynes también nos habló de esta posible situación de avance tecnológico futuro, pero cuando le llegó el turno de purgar el motor de la economía lo hizo creando empleo ficticio basado en mano de obra intensiva. Viendo un programa televiso en el que modifican coches hasta dejarlos irreconocibles para bien, el encargado le dice a un empleado mayor que maniobra una carretilla elevadora: «Cuando tú eras joven no había de estas» y el empleado responde: «No, había quince tíos…». El planteamiento de una sociedad sin trabajo plantea muchos retos e incertidumbres que están por clarificar y las películas de ciencia-ficción no valen como modelo.
Paradójicamente, esta posible situación de costes marginales tendentes a cero generalizada y globalizada, podría representar la confirmación de la corrección de los supuestos del capitalismo (la maximización de las ganancias al llegar a un precio igual al coste marginal, en este caso casi cero) y, al mismo tiempo su final.
Soy fervoroso partidario de la tecnología en cuyas empresas y entidades he desarrollado mi actividad profesional a lo largo de 25 años, pero tenemos que ser conscientes de lo que viene y que tenemos que comenzar a pedirles a los políticos que nos aclaren cómo van a solucionar el problema del fin del trabajo y por lo tanto, de cómo ganarnos la vida. Si va a ser mediante una Renta Básica Universal combinada con cierta iniciativa privada o lo que tienen pensado como alternativa y sus plazos, que se diga y que sea ya. Yo no quisiera vivir una época de paso de un modelo porque sería la segunda Gran Depresión, esta vez a nivel global.
Para situar mi opinión en su justa apreciación, debo comentar que soy un ferviente usuario de la tecnología y de su desarrollo. Llevo trabajando casi cuarenta años en sectores tecnológicos y he ayudado -en lo que mi capacidad y mi profesión me permitía- a su generalización, pero me gustaría que alguien explicase qué vamos a hacer cuando el trabajo vaya desapareciendo para una buena parte de la población. Me tranquilizaría saber que hay alguien al cuido.