Los precios tienen marcadas en su piel todas las circunstancias económicas por las que han pasado a través de los años, son muescas que la economía, las políticas gubernamentales, la gestión de los directivos de la empresa, la competencia, los movimientos internacionales, los mercados y hasta las pandemias, han ido dejando en los precios -de tal forma- que se puede leer la historia que han vivido.
He de aclarar que no me estoy refiriendo al precio de tarifa, sino al precio medio real al que se vendió en cada periodo, aunque también es interesante saber los dos, el de tarifa y el de calle, para poder escribir la historia de la empresa a lo largo de los años,
Todos hemos visto clavar esos tubos huecos en zonas concretas de la Tierra, para saber qué pasó hace millones de años en esa parte del mundo mediante los diversos sedimentos acumulados por los siglos. En los precios pasa absolutamente lo mismo.
Si nos facilitan el histórico de precios del producto estrella y focal de una empresa -o un ramillete de ellos, si hay varios- de los últimos veinte años, independientemente de que se haya cambiado el producto y su composición, veremos como han cambiado, si han ido a más o a menos, cómo les afecto aparición del euro (pasando a valer más por el mero despiste de los compradores), el efecto de las crisis económicas y de la era del ladrillo, la aparición de más competidores y hasta el parón que nos provocó (y que se quede ahí) la maldita pandemia. También podemos ver si el precio ha ido hacia arriba o hacia abajo independientemente de las circunstancias comentadas anteriormente, como también podremos apreciar cuántas veces hemos lanzado un nuevo producto que reposicionaba el precio o aquel periodo en el que mantuvimos el precio sin subidas porque no había inflación y los clientes «no aceptaban un precio mayor» o, eso nos decían los comerciales y/o distribuidores. Los inventarios sueles sugerir cambios en el precio porque están hasta arriba. Son muchos los sufrimientos que tienen aguantar los precios sin que lo debieran pasar tan mal.
Una gráfica de la tendencia de los últimos veinte años, describe nuestra actuación y circunstancia y nos revela nuestra posición en el mercado. Con este sencillo ejercicio podemos extraer grandes lecciones y comprobar el reflejo de nuestras creencias y actuaciones. En muchos casos, no hay una explicación que provenga de la economía o de cualquier otro agente externo a la empresa y asuma la responsabilidad de una mala gestión del precio, así que no queda otra que aceptar -a toro pasado- que no lo hicimos bien, pero que nos obliga a seguir de este modo y podemos comenzar a gestionar el precio adecuadamente y recuperar el margen.