Para una gran parte de las pymes la marca no es importante. De hecho, no han prestado atención ni al nombre ni al logo y no tienen marca registrada alguna. Cuando las empresas quieren subir el precio, se dan cuenta que han hecho tarde para llegar a un precio premium al faltarles el apoyo del valor de la marca. Se nota rápidamente, basta con mirar su imagen corporativa en la puerta. El problema es que si el contenedor es malo el contenido será inexistente y se perderán los valores y lo que la empresa tiene de positivo, productos, historia, buen hacer, profesionalidad, respecto al cliente, a la sociedad que le rodea, etcétera.
Claro que, una cosa es dejar perder esos valores y otra es tenerlos. El valor de la marca no es simplemente naming y logo, con ellos sólo comienza la historia y es a partir de ahí donde la marca va adquiriendo su equity a base de la comunicación al mercado en forma de productos, servicios, innovación, atención al cliente y también con los contenidos comunicacionales. Se trata de conseguir un posicionamiento en la mente de los compradores a base de años de trabajar bien y difundirlo en el mercado.
Para los que puedan estar pensando que eso es para las grandes empresas, decirles rápidamente que no es así, que muchas grandes marcas lo han sido desde su fundación bajo el formato de micro pyme incluso y lo han continuado desarrollándolo según los recursos que iban teniendo por ser cada vez mayores. Todas estas acciones deben estar en el ADN de la compañía y se irán adaptando al tamaño, pero algunas permanecerán incluso a pesar del pequeño tamaño de la empresa y eso les permitirá tener precios superiores.
En todos los sectores hay compañías que tienen precios efectivos mayores que el resto y los compradores lo aceptan porque saben que están comprando el buen hacer en todas sus facetas de una empresa. El valor de la marca permite un markup más alto aunque no seas el líder del sector, es más, ese valor se depositará en el precio directamente porque será percibido por sus clientes.
Las empresas del lujo incorporan un doble mark up, uno por el valor de su producto y otro por el plus de la marca fijense si la marca es importante que permite una segunda vuelta de margen añadido, aunque esas marcas no trabajan con el coste para determinar el precio sino justo al revés: trabajan con el precio para determinar sus costes y, todo ello, añadiendo siempre valor a producto y su marca.
Para las pymes sin marca, su pricing tendrá un techo más bajo. ¿Por qué no aprovechamos este camino para mejorar el precio? No es ni tan costoso ni tan difícil.