Imaginen pagar 180€ por un partido de fútbol y que sea un auténtico peñazo o acudir a un restaurante y tener que pagar una verdadera pasta por una comida mal cocinada porque ese día la sala está a reventar y la cocina no da abasto. También lo contrario, un partido en que su equipo la borda y golea al líder de La Liga o aquel restaurante donde comen tan bien que decide volver en breve. La justicia económica dictaminaría un mayor o menor precio según el resultado. Lo lógico es que el precio varíe constantemente según lo que pueda ofrecer al usuario se acerque o no a la excelencia, a su precio justo, en definitiva.
Claro que, tendríamos que acostumbrarnos a ello, también cuando la demanda o la entrega al cliente exigiese un mayor precio. Un precio fijado previamente al resultado o a las circunstancias no es justo. Si un día de lluvia ir a un campo de fútbol es bastante desagradable, el precio debería ajustarse a la baja. Si usted llega una hora antes y le molesta medio estadio al sentarse en su localidad, debe pagar menos. Si su equipo juega con seis reservas, la tarifa debe ser más barata. Si hoy es lunes y el pescado de su restaurante es del viernes, pues habría que ajustar el plato.
Bien es cierto que hay algunos servicios que se van acoplando a los precios variables: un tren cuyo precio es dependiente de los bultos que quiera en cabina; de si los asientos son elegibles o es el que le toca asignado por el sistema; si quiere tener la posibilidad de cambiar el horario o de anular el billete. En un restaurante, no es lo mismo ocupar una mesa de cuatro por un único comensal que una mesita individual al lado de la puerta, la carta no puede tener el mismo precio.
Seguro que todos hemos pensado en decenas de ocasiones que lo que hemos pagado no lo valía, esa es la cuestión. En los hoteles, si accedes a la reserva por alguna plataforma, con frecuencia te tocan habitaciones cerca del ascensor o con ventanas a la parte más innoble. Calidad y precio van ligadas.
Es la demanda la que regula el precio, pero tamizado por otras causas. No me vale que se suban los precios porque son las fiestas mayores de la ciudad y se vaya a dar un peor servicio.
En pocos años vamos a ver la proliferación de los precios variables por doquier, por todos los canales y sectores. Los precios serán variables con el contexto y cambiando con frecuencia.