Dos amigos o dos hermanos que siempre van juntos, por lo menos, eso deberían hacer. Les pasa lo mismo que al binomio volumen y precio (y coste). Si te olvidas de su relación perderás dinero, clientes o ambos dos. El inventario es un inductor clave del precio, si tienes un bajo inventario debes preguntarte qué hacer según las características del producto, pero seguro que el precio te ayudará a cumplir el objetivo que decidas. Puedes acelerar la venta del resto o ralentizar su venta si no vas a reponerlo en un corto espacio de tiempo, hay que comprobar el tiempo que lleva en tu almacén, su volumen físico, cómo sería el producto que lo relevaría -aunque sea el mismo y del mismo fabricante- y, desde luego, atender a su fecha de caducidad. No quiero dejar otras posibilidades importantes de cambio como tener un stock excesivo -que es más común de lo que parece- o un competidor que nos ha dejado fuera del mercado en precios o una demanda que no reclama ese producto.
Hay más circunstancias radicales y modificadoras de nuestra actuación, como es el caso que nuestro producto/servicio no se pueda almacenar, este es uno de las más importantes porque nos obligará a vender la disponibilidad de nuestra capacidad productiva o de prestación del servicio. Ni la energía eléctrica ni una sala para cursos que se alquile, se pueden guardar y -por eso- sólo el precio puede regular esa circunstancia.
Aunque no es sencillo de creer, hay muchas empresas que desprecian el coste de inventario. Parece que una vez tienen los productos en el almacén, el coste ya no aumenta. Es un grave error, hay costes propios de la gestión del inventario, costes de la potencial obsolescencia, costes financieros, mermas y desapariciones de unidades y costes de oportunidad.
Los negocios vivimos de darle vueltas al ciclo básico del negocio dinero-dinero y la gestión de los precios es una herramienta decisiva para acelerarlo manteniendo el margen objetivo, si es posible. Sobre todo, se trata de ir por delante, de dominar el proceso, de no asumir que las cosas vienen así y no se puede hacer nada. Esta es la principal diferencia entre las empresas, se trata del nivel de gestión. La experiencia del cliente es otra variable que trabaja con el binomio inventario y precio, siempre hay que saber cuándo podremos servir nuestros productos si no queremos ofrecer una mala experiencia a los compradores, que será mucho peor que tener un alto precio ya que los clientes asumen el precio como circunstancial y el mal servicio como estructural. conocer el decalaje de pedidos en marcha y recepción de material es fundamental y, el precio, regulará nuestra posición en cuanto a la disponibilidad de lo que vendemos.