Históricamente, que los intereses por conseguir un préstamo fueran negativos -es decir, que pidas un préstamo y que encima te paguen por hacerlo- era impensable, eso era una contradicción financiera casi anatema. Esa medida de los bancos centrales sólo podía entenderse si analizabas las consecuencias a corto y percibías que los primeros afectados -los bancos comerciales- trasladarían la situación aguas abajo, se prestarían entre ellos con intereses negativos, pero con tasas negativas más leves; los depósitos se tomarían como prestamos al banco a interés negativo y un periodo deflacionario o casi. En teoría, el BCE intentaba «castigar» a los bancos que tuvieran sus depósitos «dormidos» en el en el Banco Central en busca de un interés tonto, en lugar de colocarlos entre las empresas y particulares, por lo que tenían que pagar por tener esos depósitos. Premiando a los que dinamizaban el dinero teniendo que devolver una menor cantidad que la recibida en préstamo. Al final, mucho de ese dinero para filtrar a la economía se colocaba en bolsa ante la falta de demanda.
Estas innovaciones -con frecuencia- tienen mal final, ya que al salirse de la lógica del mercado, la dinámica de sus variables puede llevarnos a situaciones insospechadas y peores que las que se pretendía evitar, que no era otro fomentar el crecimiento frente al estancamiento. Bajar el interés por debajo de cero, es decir, negativo, es el chiste que hacía Mari Carmen y sus muñecos (con Doña Rogelia) cuando decía que su banco le daba un -3% por dejar su dinero en la entidad, añadiendo un improperio de los suyos.
De todos es conocido que los bancos centrales utilizan los tipos de interés para fomentar o enfriar a las economías, en una forma que la inflación permanezca estable. En un momento de baja inflación echando a deflación parece consecuente utilizar la herramienta de intereses negativos para fomentar el gasto y, por tanto, de los precios.
Hace diez años, todo el mundo sabía que el objetivo de inflación de la UE sería del 2%, pero ha estado bastante por debajo de esa tasa. Todos los alquileres y otros contratos no han subido mucho por esta causa, hasta el año pasado.
Ahora -con las subidas de los tipos de interés- vendrá una situación que ya conocemos: mucha gente no podrá hacerse cargo de sus pagos en hipotecas y préstamos que consiguieron en condiciones inmejorables durante estos años pasados.
La situación de algunos bancos y la nula rentabilidad de los depósitos, clamaban a gritos una subida de tipos de interés. No era asumible que a una cuenta bancaria con 5.000€ se cargasen 60€ al trimestre y que te comentaran que las cuentas sin una pensión/nómina mensual no les convenían. Es decir, yo te dejo 5.000€ y encima tengo que pagarte 240€ en 4 pagos trimestrales, como si tuviera intereses negativos. ¿Dónde van a invertir los pequeños depositantes para conseguir una mayor rentabilidad, en start ups? Para los depositantes ha sido desastroso y no tenemos el mismo dinero, tenemos menos. Lo de «a menor inflación mayor rentabilidad» quedaba neutralizado.
La gran deuda que tienen algunos países como el nuestro (Italia, Grecia, España, fundamentalmente) y el probable incremento de la misma en los próximos tiempos, requerirá que la inflación nos eche un cable. El problema será conseguir dinero con tanta facilidad por el adiós al dinero tan barato.
En definitiva, es el retorno de la marea. Los precios seguirán subiendo aunque se intentará que no sobrepasen la tasa objetivo del 2% que, de momento, no se vislumbra a corto. La inflación sienta a cada agente económico de una manera, lo que es innegable es que mi vida ha trascurrido entre procesos inflacionarios y me siento más «cómodo» en ellos, sin llegar a tasas altas, claro está. Esta claro que lo importante es la rentabilidad efectiva y no la nominal, pero la tasa de inflación también me la tengo que creer, que me la dan calculada y no sé yo…
Como hemos comentado en otros posts, había una contención de precios que mermaba los márgenes a poco que la competencia apretara en los mercados y, en cuanto han visto la posibilidad, los agentes del mercado han subido los precios como salvavidas. Basta ver el precio de las sandías, para ver que ese precio no se justifica por la subida de ningún factor al alza de un 200% si no es para poder recuperar los precios de estos años pasados y así poder comer. Los fertilizantes y el transporte han subido, pero no tanto.
Cosas de la política monetaria expansiva.