Los que estén atentos a las cuestiones monetarias, partidarios del Bitcoin y actualizados varios, saben lo que son las Monedas Digitales de Banco Central o CBDC en inglés. En pocas palabras, son monedas -dinero fiat- digitales de los bancos centrales, como es el euro en billetes y monedas físicos pero ahora bajo un formato digital. Los bancos centrales de todo el mundo están en plena carrera para sacar dicho dinero digital. Ya hay alguna en el mercado como el e-Yuan y antes de que lleguemos a los años 30 (quedan cuatro o cinco años para su implantación), casi todos los países dispondremos de una CBDC que operaremos a través de los smartphones, tarjetas y ordenadores. Huelga decir que en la UE todos los Estados integrantes usaremos el euro digital.
La causa de este movimiento a nivel mundial es que una vez abierta la veda para el Bitcoin, criptomonedas, stablecoins como Tether o DAI, medios de pago tipo Bizum, etcétera, los bancos centrales han tenido que mover ficha para no perder comba en el manejo de la economía mundial, alentados también por el Fondo Monetario Internacional.
La mayor novedad que aportan es que los agentes finales -empresas y particulares- podrán tener depósitos en el banco central tal como ya lo hacen ahora los bancos comerciales actuales, es decir que todos podremos ser acreedores del banco central y que, por tanto, el negocio bancario cambia radicalmente y otros muchos tipos de intermediarios comenzarán a jugar de verdad y bajo el mismo plano que los bancos bajo el formato de empresas Fintech. Todo lo cotidiano y pequeño se pagará con este dinero digital, aunque durante algunos años concurrirá con el dinero físico actual que yo creo que será poco tiempo. Lo que esto nos viene a aclarar es que los CBDC ya existen, pero sólo para los bancos y en poco tiempo se abrirán al resto de los mortales. Esta diferencia no es cualquier cosa porque bancos hay 100 en Europa, pero empresas y ciudadanos hay millones; luego la plataforma deberá ser absolutamente diferente y que permita el acceso operativo a los anteriores y a los intermediarios Fintech pero en un panorama más igualado a los bancos.
Un detalle probatorio de su existencia es que en el periodo reciente en el que el precio del dinero tenía un interés negativo, lo que perseguía el BCE era que los depósitos de los bancos en esa entidad tuvieran un efecto negativo, es decir, que para los préstamos que recibían del BCE no les conviniese dejarlos en depósitos en éste por tener que devolver una cantidad superior y se dedicaran a facilitarlo a empresas y particulares. Cosa que no se consiguió llevando todo ese dinero a la bolsa, entre otros destinos.
Bueno, ahora ya sabemos que en pocos años el dinero será digital, pero debemos ser conscientes de lo que eso supone y, sobre todo, lo que puede llegar a suponer conociendo a los Estados. Ya no se trata sólo de la pérdida de la privacidad y el anonimato en las operaciones y de una posible inmediatez de impuestos si así lo quiere el gobierno de turno, es que también pueden guiar nuestras vidas como nunca antes se había visto. Los directivos del BCE dicen que no será así, pero esos sistemas son programables (en China con el e-Yuan lo son) y pueden filtrar nuestras compras o incluso imponer periodos de gasto de una una parte de nuestro dinero para aumentar el consumo (como pasaba con el dinero antiguo que se desgastaba físicamente y que como se borraba su valor facial tenían que acelerar su uso), o incluso fijarte un precio ad hoc para ti por el criterio que sus señorías crean oportuno a través de un recargo o una subvención al precio de un proveedor. El economista americano Rogoff recomienda que las CBDC sean programables para poder imbricarse con esas políticas orientadas a la injerencia en la vida económica de los ciudadanos. Se puede añadir que -inicialmente- se habla de una cantidad limitada de euros digitales por persona (3.000€ concretamente), de que no se pagarán intereses por los depósitos en el banco central y que hay una limitación geográfica para su uso, en desventaja con Bitcoin o Ether o las stablecoins.
En ese periodo inicial, los bancos actuales deberán adaptarse a la nueva situación y prepararse para competir y obtener los fondos de los ciudadanos y empresas. Los usuarios depositantes que quieran rentabilidad frente a la seguridad del banco central podrán acudir a los bancos comerciales y otros nuevos agentes. Posteriormente, los límites se irán mitigando hasta un uso generalizado incluso con acuerdos geográficos entre bancos centrales. De inicio no parece un escenario con mucho atractivo para los ciudadanos ni para los bancos actuales. Eso sí, ganaremos en seguridad ante las quiebras bancarias y otras crisis económicas (subprime, por ejemplo) que se han visto en los últimos veinte años. La segunda fase será la clave.
Por otra parte, con este instrumento, la política monetaria puede dar un vuelco tal que no la conozca ni el monetarista Friedman y, como todos los avances, puede ser usada en beneficio de los ciudadanos o para crear una situación orwelliana total. Conociendo al personal y lo que les gusta interferir en nuestras vidas, no habrá que perderles de vista aunque sea de reojo. Todos hemos visto cómo el número de bancos se reducía paulatinamente a unos pocos y pronto llegaremos a uno, cambiamos de monopolio de los sistemas de pago de los bancos comerciales -creando dinero- al banco central, dicen que con menos parte de Estado por quedarse sólo como entidad de emisión. Caminamos hacia una política monetaria directa sin pasar por las estrategias de los bancos comerciales que la dificultaba extraordinariamente, esto es muy interesante aunque se oyen voces que apuntan a la posibilidad de entregar el dinero a los Estados para que distribuyan el dinero a ciudadanos y empresas en lugar de hacerlo directamente como hemos comentado. También será interesante comprobar el nuevo rol de los bancos comerciales y su adaptación al nuevo ecosistema.
Si los bancos comerciales dejan de crear dinero y sólo el banco central es el emisor de dinero, puede ser que la inflación pase a otra escala menor por el mejor control de la masa monetaria y que los impuestos puedan reducirse sustancialmente porque ya no tienen que retirar tanto dinero del mercado. Sería un buen motivo para pasarse a las CBDC con gusto.
Después de que nuestros datos estén siendo utilizados para fines comerciales por miles de compañías que nos hacen llegar sus ofertas y promociones tras perfilarnos, cuesta creer que la privacidad sea mantenida frente al Estado que tiene mayor capacidad de reglar nuestras vidas. Habrá que sopesar los pros y los cons y ver cómo se implementa finalmente.
Si se cumple lo que algunos economistas proclaman sobre que el déficit del Tesoro es nuestro activo -impuestos que nos han dejado en el bolsillo-, con no dejar que se pasen demasiado con el gasto público se evitaría la inflación excesiva. Hay que entender cómo es la dinámica del funcionamiento de la nueva economía monetaria, algunas creencias esculpidas en bajo relieve pueden verse alteradas para bien.