Todos sabemos que los impuestos -en especial el IVA- afecta a la demanda, los políticos también lo saben. Es curioso que las empresas miremos cómo afectaría un aumento de precios a nuestras ventas y, sin embargo, se hable de subir el IVA de forma tan alegre. Eso me hace pensar que los políticos pasan de lo que les dicen los técnicos del ministerio correspondiente y solo piensan en cuadrar el presupuesto pagándolo el de siempre.
En muchas ocasiones, cuando se aumenta un impuesto como el IVA y la empresa entiende que para sus clientes se rebasa esa línea que hace que el cliente piense en un producto sustitutivo más barato o en dejar de consumir ese bien, la empresa no tiene más remedio que reducir su margen para intentar compartir el aumento del coste final al consumidor. En el caso de las empresas que venden a otras empresas, también están sujetos a este efecto, aunque por estar todavía a varios pasos del «pagano final» se reduzca su efecto pernicioso, pero finalmente el efecto cola de vaca azotará al usuario final y lo notará toda la cadena de suministro más pronto que tarde.
Esa reducción de beneficios empresariales repercutirá negativamente en la recaudación por este impuesto, pero habrá aumentado a corto la del IVA porque en cifras agregadas hay muchos productos que se seguirán consumiendo a pesar del aumento real de su precio final.
Otra cuestión es el número de empresas que cierran debido a este efecto y -por consiguiente- los puestos de trabajo que desaparecen y hay que atender a su coste como desempleado. Me gustaría saber el balance de los efectos positivos y negativos respecto a la recaudación del Estado, cuando se produce un aumento del IVA. Espero que en los distintos gobiernos que han tomado esta decisión sí que lo supieran. Cuando se cambia el IVA de los eventos culturales, ¿se hace con el propósito de recaudar más o de perjudicar la cultura? Dicen que cuando se reduce el IVA de los espectáculos culturales se ayuda a la cultura y a la creación de puestos de trabajo en este sector. ¿Pues aplicaos el cuento para el resto de productos y servicios? Empezad por reducir las necesidades que no sean educación, sanidad, justicia y seguridad del Estado, que hay mucha, mucha, mucha grasa que perder…
Las decisiones de precios son clave para el funcionamiento de una empresa, de la economía y del propio Estado, ya lo hemos comentado. Ahora, todos debemos ser conscientes de cómo nos afecta directa e indirectamente.