De todos es conocido que en España no hubo el mismo grado de intensidad en su Revolución Industrial que en otros países, entre otras muchas razones porque no teníamos ríos caudalosos ni carbón de buena calidad. En Inglaterra tenían canales, no grandes ríos, pero tenían buen carbón de fácil extracción. Se requería fuerza motriz que necesitaba esos recursos para mover las máquinas. Lógicamente, -en el Reino Unido- había una cultura social hacia la tecnología y el emprendimiento que provenía de la burguesía.
En España hubo núcleos de industrialización en aquellos años, algunos de ellos impulsados por empresas británicas que por diferentes motivos vinieron a nuestro país bien por las materias primas o por alguna circunstancia comercial que les convenía. El principal núcleo fue Barcelona y alrededores, más tarde se extendió hacia el interior de Cataluña. Un formato industrial se extendió facilitando el logro de mano de obra y bastante paz social: la colonia industrial o colonia obrera.
Este formato reunía los talleres que conformaban el lugar de trabajo rodeados de viviendas para los obreros, tiendas-economatos, escuelas para los niños, iglesia, salas para eventos teatrales sencillos, etcétera. Eran pequeñas ciudades que atraían a los agricultores con dificultades económicas en su entorno que accedían gustosamente al nuevo tipo de trabajo. Las colonias fueron creadas para una mayor calidad de vida para los trabajadores y sus familias que en las poblaciones industriales con fábricas, fueron pensadas por los que proponían una economía más patriarcal y que provenía de los que propugnaban el socialismo utópico, una versión de socialismo que protegía a los obreros y les aportaba una retribución superior a la de supervivencia, a diferencia de los marxistas que proponían la lucha de clases.
No todas las colonias tuvieron tanto cuidado con los obreros y sus familias, algunas tenían cierta característica de recuperación de los costes en tiendas y otros servicios, pero siempre eran mejor que los entornos fabriles puros de las grandes ciudades. En buena parte de ellas, la vivienda era gratuita así como los servicios de entretenimiento y las tiendas tenían un precio inferior al del mercado, con los conocidos economatos.
Una de las colonias más populares fue la creada por Fabra y Coats, fusión de una empresa catalana y otra escocesa (Coats, uno de los líderes mundiales en hilaturas). Como consecuencia, muchos escoceses vinieron a trabajar en las empresas o a montar las máquinas. Entre esa emigración vinieron muchos jugadores de fútbol que rápidamente explosionó por todas los pueblos creando pequeños clubs que han perdurado hasta nuestros días en buen número. Independientemente, en Huelva se creó otro foco de industrialización por los británicos en Rio Tinto y por eso el primer club de fútbol fundado en España se situó allí. El F.C. Barcelona, fue fundado por Joan Gamper, nacido en suiza y de nombre real Hans Gamper, era también jugador y con varios jugadores escoceses formó parte de la historia inicial del club. Los clubs suizos de fútbol se denominan F.C. y el nombre de la ciudad generalmente, de hecho, el Barcelona lleva los mismos colores que el F.C.B. (Basilea).
La relación entre Cataluña y Escocia viene de los tiempos de la Guerra de Sucesión, ya que formaron parte del bando austracista y todavía hoy mantienen relación social, por eso se ven banderas escocesas en las manifestaciones independentistas en Cataluña, con apoyo recíproco.
Las colonias industriales, con el tiempo, fueron desapareciendo pero hubieron muchas en España y al llegar los años 60s otros modelos industriales aparecieron. Todos los hijos de aquellos trabajadores guardan -por lo general- un gran recuerdo de aquellos entornos de trabajo y de vida.
Interesante nota gracias