Uno de los problema más graves que tiene la sociedad española en general es su falta de cultura financiera, pero además, es que nos importa un pito. Cuando el banco nos dice que si los intereses (cuando los pagaban) los queríamos trimestrales o en un solo pago anual y «así era menos lío» (presenciado personalmente como se lo decían a un familiar mayor cercanísimo a mí), no les decíamos lo que se merecían. Lo mismo pasa cuando pagamos a Hacienda en primavera y ya no pensamos en ello hasta la siguiente primavera. Hay sociedades europeas que si les preguntas cuántos años hacen falta para que un capital a un interés compuesto del 1% se duplique, te responden de inmediato. Si lo preguntas aquí, no obtendrás respuesta ni de muchos titulados de la cosa (por cierto, son 72). En Argentina, la mecánica financiera está en la mente de la mayoría de ciudadanos, no han tenido más remedio, pero eso posibilita a que muchos directivos de empresas financieras en todo el mundo sean argentinos. Todo eso forma parte de una cultura financiera que impide que nos tomen el pelo y nos mientan y manipulen. Estoy seguro que en algún programa de estudios está contemplado, pero o no se llega a dar o el que lo da consiguió la plaza por «oposición» a pesar de que no había trabajado antes en el mercado, en un buen número de casos.
Uno de esos temas financieros básicos es el conocimiento del dinero y no, no es tan simple como pueda parecer. Para que «algo, real o financiero» pueda ser considerado dinero tiene que cumplir una serie de condiciones o no se le podrá considerar como tal. Por ejemplo, ¿el Bitcoin es dinero? La respuesta es no en mi opinión es sólo una reserva de valor inestable, aunque podría estar en el camino de serlo. Las condiciones para aceptar un bien real o financiero como dinero es sea reconocido por una mayoría como medio de intercambio, reserva de valor y unidad de cuenta. En otro caso no debe se llamado dinero. El proceso por el que ese «algo» pasa a ser considerado dinero se llama monetización. También existe el proceso inverso que es la desmonetización, cuando la gente abandona el medio por alguna razón. Por lo tanto, cada vez que queramos determinar si tenemos dinero en la mano, deberá cumplir las tres condiciones y que el resto de miembros -o una buena parte- de la sociedad en la que se opera estén de acuerdo. Por eso, si vas con bitcoins al horno de San Bernardo, es posible que salgas sin pan ni dulces y que te inviten a salir diciéndote que «¡Shatoshi serás tú!».
Decía Hayek que no se debería hablar de dinero sino de dinerabilidad que es ese condición o propiedad en el que ese «algo» va de menos a más liquidez -con mayor dinerabilidad- en el punto más alto de la pirámide, que le permitirá cumplir más fácilmente con las condiciones del dinero y ser utilizado por todos. El candidato a dinero va adquiriendo poco a poco esa condición y de pronto comienza el proceso contrario para dejar de serlo y todo bajo la subjetividad del que lo usa y el mercado en el que actúa. Las empresas que tienen negocios con países orientales saben perfectamente que el Bitcoin era un medio de pago que evitaba las fluctuaciones del precio de pedidos en dólares, convirtiéndose en dinero en la práctica. Ahora existen monedas digitales y esas serán prioritarias en los países proveedores a nivel global.
Desde el tema fundamental del blog, el dinero es clave cuando hablamos de pricing por diversas razones -todas ellas importantes- ya que las circunstancias que acompañan al dinero afectarán directamente al precio. Por ejemplo, la inflación, la deflación, el tipo de interés, los cambios entre divisas, los emisores de dinero, etcétera. Si desconocemos las condiciones del euro digital que nos viene, de las criptomonedas, las stablecoins, del Bitcoin, lo que es verdaderamente el dinero fiduciario, quién crea la oferta monetaria, entre otros conocimientos básicos, un día veremos un «corralito» y la culpa la tendremos nosotros.
