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El Consumer surplus te lleva al citizen surplus: ¡Todo lo quiero gratis!

ConsumerSURPLUSEste concepto valora la diferencia que existe entre el precio al que un consumidor está dispuesto a gastar y el precio real que se le pide. Es -en definitiva- ese tramo que te alegra el día porque te parece que estás comprando una ganga, aunque sólo sea porque creías que iba a costar más o dicho de otro modo: consigues un producto o servicio por un precio inferior al valor que le asignas.

Este concepto micro también tiene su repercusión macro: los ciudadanos esperamos recibir del Estado una cantidad muy superior a lo que pagamos a Hacienda cada año. Si utilizo las autovías, si tengo un uso intensivo de la Seguridad Social -aunque no sea deseable, claro-, si tengo tres hijos estudiando en la universidad, si me dan una subvención en la empresa, si voy a todos los espectáculos municipales, etcétera, tendré la sensación de un alto citizen surplus y cada vez querré que sea más alto. Obviamente, el óptimo de este concepto es cuando todo es gratis consiguiendo así el máximo surplus.

Mucha gente no está dispuesta a pagar por entrar en un museo público aunque se poco, entienden que ya pagó por ese acceso, reduciendo el surplus. Seguramente, cada persona tiene su consideración al respecto, reaccionando de forma diferente. Pero volvamos a la micro para hablar de la importancia de del Consumer Surplus.

En el proceso de compra, en su parte más decisional de evaluación del precio respecto a su valor percibido, nos jugamos la posibilidad de la transacción según ese surplus sea más grande o pequeño a los ojos del consumidor.

El todo gratis -o casi gratis- no siempre es bueno, basta ver qué ha pasado con la formación en las empresas y en el mercado en general.  Los cursos subvencionados parecían ser una buena cosa para elevar el nivel de forma acelerada, pero provoco u efecto pernicioso que todavía estamos pagando: los profesionales y las empresas no quieren pagar el verdadero valor de un curso y eso produce -necesariamente- un ajuste en el mercado que se suele centrar en la duración de los eventos formativos.

El concepto del Willing To Pay – wtp, indica lo que un comprador está dispuesto a pagar como máximo, es el precio de reserva. El ahorro respecto a este valor es lo que produce el surplus del consumidor o comprador, pero al proveedor le pasa lo mismo y si no se ajusta razonablemente, uno se queda sin impartir el curso y el otro sin la formación adecuada: ¡Menudo negocio para ambas partes!

 

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