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La fábula de las abejas. Probablemente la primera obra de economía

colmena

El neerlandés Bernard de Mandeville vivió, escribió y murió en Inglaterra. Corrían los años de 1670 a 1733, por lo tanto, los economistas primigenios y más conocidos le siguieron y conocieron su obra, no en balde fue el primero en usar la metáfora de la mano invisible que más tarde hizo famosa Smith, aunque en su obra sólo la usa una vez. Miembro de aquella clase de los primeros economistas que aglutinaban diferentes áreas de dominio. En su caso, se puede decir que era médico, filósofo, economista político, clubbable (sociable y muy popular en las élites que se aglutinaban en sociedades privadas y -al estilo de Quevedo- con una sátira con tridente bien afilado.

Su obra más conocida, la cual llegó a editarla por entregas, con diferentes títulos y varias ediciones mejoradas, es la Fábula de las abejas: o, vicios privados, públicos beneficios. Hay que reconocer que es un título que despierta la curiosidad y se podría decir que suena prometedor. Lo bien cierto es que personajes tan reconocidos como Adam Smith, Rousseau, Voltaire, Diderot, Kant, Herder, Gibbon, Hazlitt, Disraeli y Marx, entre otros, comentaron su obra y la criticaron o alabaron. Es una obra corta y en verso, un poema cuya traducción requiere de verdaderos expertos para que no pierda el sentido ni la estructura del verso. Posteriormente se añadieron una serie de comentarios al poema original.

Mandeville cuenta la historia de una colmena -como reflejo de la sociedad británica de 1705- que incluía la tendencia a las guerras alejadas de la metrópoli, la pobreza y las clases ociosas, la delincuencia, la corrupción, los jueces y los abogados, artistas, banqueros, lupanares y sus usuarios, limpiadores de las calles, etcétera, ¡vaya, la falta de moralidad y el gasto se conjugaban para mantener el progreso de la colmena! Aunque las quejas también estaban presentes. En un momento, Júpiter (Jove), harto de la situación devuelve la moralidad y la reducción del gasto superfluo, devolviendo la limpieza a las calles, vaciando las prisiones por falta de delitos, las fiestas y el alcohol desaparecen y así en todos los órdenes. Una vez la colmena consigue un nuevo orden alejado del que solía, los abogados se han quedado sin trabajo, al igual que los jueces, los artistas ya no tienen adinerados compradores que pelean por poseer sus principales obras, comerciantes, restaurantes, etcétera, ven sus negocios vacíos. La colmena entra en un estado de pobreza total y tristeza, de tal forma que muchas abejas optan por abandonar la colmena y buscar un nuevo lugar donde vivir.

Sin entrar en mayor análisis, basta con recordar algunas etapas de euforia económica y gastos superfluos generalizados a nivel nacional, para advertir que algo de cierto hay y que cuando el imperio del orden y la moralidad vuelven a la sociedad en modo excesivo (entiendan, por favor, mi comentario), se entra en una fuerte crisis económica. Los países en los que el dinero cambia de manos dinámicamente (recuerdan ese comentario propio de un sitcom americano donde un profesional con casa impresionante tiene que pagar 1.800 dólares y comenta no saber de dónde sacarlos), las economías van bien si la tasa de paro es muy baja, todo el mundo gasta sin ahorrar y eso expande la economía. Huelga decir que las críticas le cayeron a miles, a nadie le gustó verse reflejado en la obra de Mandeville ejerciendo vicios privados.

Su aportación a la economía fue más extensa. En la obra de Mandeville está presente la mano invisible, esa metáfora que utilizó Adam Smith aunque no fue su mejor aportación a la ciencia económica y es objetivo de muchos ataques por los que no la quieren entender adecuadamente y rechazan el mercado como sistema complejo; también está presente la división del trabajo y -si quieren verlo así- toques de keynesianismo, así como fundamentos del liberalismo.

La obra del anglo-neerlandés es -ciertamente- un poco cínica en sus planteamientos, pero de la misma forma detecta la dinámica de las sociedades, su naturaleza y su elemento base: las personas y sus relaciones que, en definitiva, es la economía. Cuando las reglas de la economía/sociedad son más laxas, la economía crece y, cuando se la intenta limitar, la economía se retrae. La economía excesivamente reglada no funciona adecuadamente. Tampoco se trata de homenajear a los sinvergüenzas corruptos sino de dejar de limitar y prohibir cuestiones como el dinero que puedes sacar del banco en líquido o lo que se puede pagar a un profesional en dinero y si no se quería fomentar la corrupción no haber sacado el billete de 500€, en Inglaterra no se usan billetes de más de 50 libras prácticamente, el de 100 libras no se suele ver.

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