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Deuda y deflación: la tormenta perfecta que nos viene

En este proceso deflacionario en el que nos encontramos, acercar una cerilla -como es aumentar la deuda, tanto privada como institucional- nos lleva a una explosión segura, es la tormenta perfecta para hundirse en el desastre económico y no tener futuro. La deuda habrá que pagarla con menores ingresos. Muy posiblemente, nos veamos en la necesidad de bajar precios para poder vender y, con ello, menos ingresos. La deuda se mantendrá y ahora con unos intereses reforzados al aumentar la deflación. Sólo los intereses negativos servirán de ajuste.

Uno de los efectos de la pandemia ha sido el aumento brutal de la deuda de las empresas, autónomos, particulares y gobiernos: esto va a tener un mal final, puesto que cada vez habrá que pagar el mismo interés ganando menos.

Por algún misterio de la naturaleza económica que -seguramente- tendrá una causa totalmente artificial, todo baja menos lo que yo suelo comprar para vivir cada día. Es cierto que hay ciertos bienes y servicios que bajan, sobre todo los que están ligados a la tecnología que sí está lanzada a un proceso deflacionario brutal y todo lo que toca lo lleva a esta tendencia, pero el aceite no baja…

Las empresas deberán asegurar que el retorno de las inversiones realizadas con la deuda, tenga un ROI que asuma ese efecto malicioso, en otro caso, se verán en verdaderas dificultades con ese Caballo de Troya en casa, obligándoles a mayor automatización y menos empleo.

Hay muchos negocios que ya están descontando la tendencia deflacionaria de la tecnología para basar su negocia en ella. Por ejemplo, los data centers, que juegan con que -a los dos años- van a poder reponer el material a mitad de precio, menor tamaño y/o con el doble de capacidad, con eso y cierta continuidad de las tarifas, van a poder obtener una buena rentabilidad. El viejo material -todavía operativo- podrá tener otros destinos geográficos o -directamente- al vertedero legal de la zona. Habrá que aprender a jugar con la deflación.

Veremos a muchos gobiernos, muchos más de los habituales, entrar en default y tener que reestructurar la deuda y, para la sociedad en general, las reglas habrá que volver a escribirlas ya que las actuales no sirven para el mundo en el que vivimos y mucho menos para el que viene.

¿Cómo descubrir a los que están interesados en que este proceso avance no se sabe con qué interés? Es muy fácil, basta con conocer a los que están en contra de imprimir más billetes. Los bancos centrales a los diferentes niveles, son los primeros en definirse en este tema. Cuando se argumentaba que aumentar la masa monetaria creaba la tampoco deseada excesiva inflación, mientras que se permitían que se creará «dinero» a todo velocidad por bancos comerciales y otros sistemas de titularizaciones, descuento de efectos y mercados de futuros, etcétera. Entonces, ¿Por qué no se puede provocar -ahora- una pequeña inflación de 1,2 ó 1,5%? ¿A quién no le interesa?

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